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martes, 8 de abril de 2014

El origen del río amazonas

Hace mucho tiempo, cuando los hombres podían hablar con los animales, vivían en la selva dos hermanos mellizos con sus abuelos. Sus padres habían sido atacados por gente de una tribu enemiga y murieron, dejando solos a los pequeños.
En aquel tiempo, el agua escaseaba en la selva, pues todavía no existían ni ríos ni arroyos, ni lagunas ni quebradas. Apenas llovía. Solo el abuelo sabía de dónde extraer el agua y a nadie le decía el secreto.
Cada mañana, los dos hermanos mellizos acarreaban el agua hasta la casa. Un día, hartos de cargarla siempre, decidieron averiguar dónde estaba escondida la fuente y gastarle una broma al abuelo.
Uno de los hermanos se transformó en picaflor[1] y voló cerca del abuelo cuando este se fue a bañar. Descubrió entonces que un gran chorro de agua brotaba del interior del lupuna, que es un gigantesco árbol muy frondoso.
Cuando supieron el secreto, los dos hermanos reunieron a los animales roedores, como ardillas, conejos, ratones y pacas, y a las aves pica-maderas, como el pájaro carpintero, para que les ayudaran a talar la lupuna.
Después de un día de trabajo, cuando ya faltaba poco para que la lupuna cayese, decidieron dejarlo hasta el día siguiente. Pero al regresar a la mañana siguiente, encontraron el árbol seco y entero.
El segundo día sucedió lo mismo. Y el tercero también. El árbol casi talado aparecía siempre entero al amanecer, como si no le hubieran hecho nada.
Así que espiaron de nuevo al abuelo y descubrieron que, por las noches, curaba a la lupuna y la dejaba como nueva. Entonces, otro día, cuando de nuevo la lupuna estaba casi talada, uno de los mellizos se convirtió en alacrán y picó al abuelo en el dedo gordo del pie. En ese momento, el gigantesco árbol cayó con un gran estruendo al suelo y retumbó toda la selva.
Al desplomarse la lupuna, comenzó a brotar allí mismo una gran cantidad de agua. El tronco se convirtió en el río Amazonas y sus numerosas ramas se convirtieron en afluentes, riachuelos y quebradas. Las hojas y las espinas del árbol se transformaron en diferentes peces: primero, nacieron los paiches, después, las palometas y, más tarde, los motas, gamitanas, zúngaros, boquichicos y otros pescados que gustan mucho a los niños de hoy.
Y así es como lo cuentan.

0.185.4 anonimo (yagua-amazonas,peru) - 040



[1] Picaflor: colibrí.

Como se hizo el invierno

Pues cuentan los tehuelches que cuando el héroe Elal vivía al sur del país, en la Patagonia, todas las cosas estaban aún sin terminar. Elal, con sus poderes mágicos, era el que se ocupaba de acabarlas.
Como entonces no había estaciones del año, uno de los asuntos urgentes era arreglar el clima. Nunca se sabía cuándo iba a hacer calor y cuándo frío, o cuándo iba a nevar o si el sol brillaría todo el día. La vida era muy complicada de esa manera.
Así que Elal comenzó por el invierno porque, cuando hace frío en la Patagonia, sopla el viento y el hielo se apodera de todo y buscar comida resulta más difícil. Como era su costumbre, convocó a todos los animales para tomar las decisiones correctas. Enseguida llegaron el puma, el choique, que ahora todos conocen como ñandú, la mara, que es como una liebre, el gato, el zorro, los pájaros, el armadillo, la tortuga, el guanaco[1], y todos los insectos pequeños, como la cucaracha y las hormigas. Como eran muchos y todos querían dar su opinión, la discusión se alargó demasiado, y Elal se dio cuenta de que no llegaban a ninguna parte. Así que les dijo que él se retiraba mientras ellos seguían hablando del tema y que después le dijeran lo que querían hacer.
Al principio todos estaban de acuerdo en tener un invierno de tres meses, pero el choique dijo que era mejor que fuera de doce. Aquí se armó un gran alboroto, pues nadie entendía la razón por la que el choique quería un invierno eterno. Le suplicaron que recapacitara, que con tanta nieve y frío no iban a encontrar alimento, que les faltaría el sol, que... Pero choique seguía en sus trece. La mara, que en aquel tiempo tenía una cola larguísima, se enfadó y, viendo que choique no entraba en razones, corrió todo lo que pudo hasta Elal. Este le preguntó:
-¿Ya decidieron de cuántos meses quieren el invierno?
-¡De tres! -gritó la mara.
-Pues tres serán. Y se acabó el tema, que tengo mucho que hacer.
El choique, cuando se dio cuenta de lo que había hecho la mara, se puso furioso y la persiguió para darle un buen pisotón. Como los dos corren muy bien, siempre estaban a la misma distancia, hasta que en un despiste, la mara giró para entrar en su cueva. Cuando ya casi estaba llegando, el choique estiró una de sus largas piernas y le pisó la cola.
La mara tiró y tiró, hasta que al final se le cortó y se libró de esta manera del castigo.
Y desde entonces, las maras no tienen rabo y el invierno dura tres meses.

0.055.4 anonimo (tehuelche-argentina) - 040



[1] Guanaco: animal parecido al camello, pero más pequeño y sin jorobas.

La leyenda del condor jipiña

Pues cuentan que hace mucho tiempo un cacique[1] sabio gobernaba la ciudad de Corocoro con justicia y bondad. El anciano tenía dos hijos, un varón, que había heredado la prudencia y sabiduría del padre, y una muchacha, bella como nadie. Un día llegó un extranjero hasta la casa del cacique. Venía, según aseguró, de tierras lejanas y quería pedir la mano de la hija. El muchacho era fuerte y hermoso, y esperaba ser aceptado.
El cacique, sin embargo, le respondió de esta manera:
-Hermoso joven, tu petición me honra, pero eres un perfecto desconocido. Nada sabemos de ti ni de tu pueblo. ¿Puedes mostrar alguna prenda de tu origen?
Al muchacho, que no esperaba esta respuesta, las palabras del anciano le hirieron profundamente. Calló y, en silencio, abandonó el lugar sin que nadie en Corocoro se diera cuenta.
Pasó algún tiempo, y la historia del pretendiente de la hija del cacique se había olvidado. La muchacha estaba enamorada de un joven y con él subía hasta el cerro a charlar y a contemplar el paisaje. Un día de los que subieron, se dieron cuenta de que un cóndor volaba por encima de ellos y les observaba desde la distancia. Como el cóndor no se iba y volaba alrededor de ellos, la muchacha se asustó. Su enamorado le contestó:
-No te inquietes, mañana regresaremos con mi honda, y si aún está por aquí, le espantaré.
Al día siguiente, los jóvenes volvieron a subir al cerro, y al aparecer el ave, el muchacho hizo vibrar su honda y la lanzó con fuerza y precisión hacia el cóndor. Dentro había una piedra de oro. El cóndor recibió un impacto en el pecho y, volando como pudo, llegó hasta una roca donde se posó, moribundo. Wiracocha, dios de los dioses, lo transformó en roca.
Algún tiempo después, llegaron a Corocoro emisarios del imperio vecino: buscaban al príncipe Kuntur Mallku, que había salido de viaje por diferentes ciudades para buscar esposa y nunca había regresado.
Cuando llegaron donde el cacique, este les explicó que sí había pasado por allí, pero que, al no poder dar ninguna prenda de su procedencia, se había marchado.
Los hombres le contaron entonces que Kuntur Mallku era el único humano con el poder extraordinario de transformarse en cóndor. La hija, que estaba escuchando junto a su padre, al darse cuenta de lo ocurrido, se desmayó y vivió el resto de sus días con tristeza.
Al lugar donde el cóndor se transformó en piedra le llaman desde entonces «cóndor Jipiña» y, en aimara, esto significa `donde hace nido el cóndor'.

0.016.4 anonimo (aymara-bolivia) - 040



[1] Cacique: señor de vasallos o jefe guerrero en alguna provincia o pueblo indios.