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viernes, 5 de octubre de 2012

Isis y el nombre del dios del sol

Los antiguos egipcios creían firmemente en la magia. Se creía que la diosa Isis disponía de un poder especial para las artes mágicas, y uno de sus mayores logros tuvo lugar cuando convenció a Ra para que divulgara su nombre secreto con la finalidad de arrebatarle el poder.

Isis «era una mujer inteligente», puede leerse en un rela­to, «más inteligente que muchos dioses... Conocía todo lo relacionado con el cielo y la tierra». Su deseo era si­tuarse, junto a su hijo Horus, a la cabeza del panteón de los dioses, y la única forma de conseguirlo era descubriendo el nombre secreto de Ra.
Un día se acercó a este último mientras dormía y ronca­ba escandalosa-mente. Desde la comisura de sus labios abiertos colgaba un largo hilo de saliva que, al aumentar de colúmcn, acabó cayendo al suelo. Entonces Isis se abalanzó, recogió las habas, las mezcló con arcilla y moldeó una serpiente venenosa, a la que dio vida por arte de magia.
Isis conocía los movimientos de Ra y sabía que a menu­do abandonaba el palacio para dar un paseo, durante el cual recorría un cruce de caminos. La diosa aprovechó la ocasión para dejar la serpiente y esperar a ver qué ocurría.
Ra regreso de su excursión y, como Isis había planeado, le mordió la serpiente. El desdichado dios no vio nada y, al sen­tir un enorme dolor, llamó a los otros dioses para que lo ayudaran. Tenía fiebre, estaba sudoroso y sentía escalofríos, pero nadie fue capaz de ayudarlo, por lo que todo el mundo empezó a lamentar la inminente pérdida del sol.
Más tarde, Isis realizó una entrada triunfal. Lo curaría, dijo, pero solo si le confiaba su nombre, a lo que el dios se negó. Ella le ofreció su ayuda una y otra vez, pero él continuó recha­zándola. Finalmente su agonía llegó a un punto tal que ya no pudo soportarla durante más tiempo, por lo que accedió a re­velar a Isis el secreto con la condición de que sólo se lo contara a su hijo, Horus. Isis aceptó las condiciones y, al pronunciar en voz alta el verdadero nombre del dios, logró eliminar el vene­no. El dios del sol se curó, e Isis y Horus lograron el poder que tanto habían ansiado.

0.034. anonimo (egipto)

El festival de bastis

Herodoto hablaba de un festival que se celebraba todos los años en Bubastis en honor a la diosa Bastis. Se creía que su relato se trataba de mera ficción hasta que un grupo de arqueólogos descubrieron restos que confirmaron que el suceso realmente había tenido lugar.

La hija del dios del sol Ra y madre del dios de la luna Jonsu, la deidad felina Bastis, era mup popular en el antiguo Egipto. Durante el último período, el festi­val de Bastis, que se celebraba en abril y en mayo, se convirtió en uno de los más importantes dentro del calendario de los rituales. Con fines ceremoniales, la mejor vía de acceso a la ciudad de Bubastis (situada a unos 25 km al noreste de El Cai­ro moderno) era en barco. «Vienen en barcazas -escribió el his­toriador griego Herodoto sobre el festival- hombres y mujeres por igual, un gran número en cada barca; en el camino, algu­nas de las mujeres repiquetean sin cesar con castañuelas algunos hombres tocan la flauta, mientras el resto, tanto hom­bres como mujeres, cantan y baten palmas. Cuando pasan por la ribera del río de alguna ciudad, acercan el barco a la costa y algunas de las mujeres continúan actuando como se ha re­ferido antes, mientras, el resto insulta a las mujeres del lugar, o bien comienzan a bailar, o se ponen de pie y se levantan la falda. Cuando llegan a Bubastis, celebran el festival con ela­borados sacrificios, y se bebe más vino que durante el resto del año junto.»
El historiador griego habla de al menos 700.000 perso­nas («sin contar con los niños») que llegaban de forma parecida para presentar sus respectos al templo de granito rojo erigido en honor a la diosa. Según relata, «los gatos que habían muer­to eran llevados a Bubastis para ser embalsamados y enterra­dos en receptáculos sagrados».
Miles de las criaturas muer­tas eran momificadas e inhu­madas en galerías subterrá­neas del lugar y en otras ubi­caciones, de modo que pudieran transmitir con mayor facilidad los mensajes de sus dueños al reino de los dioses.
La magnitud del Festival les pareció algo increíble a los primeros egiptólogos, pero en 1887 el suizo Henri-Édouard Naville, al ex­cavar el lugar, descubrió que Herodoto había contado la verdad. Sacó a la luz el principal templo de Bubastis, las catacumbas de los ga­tos momificados a un grupo de santuarios fa­raónicos, que demostraron una veneración aún mayor en Bastis que la relatada por el céle­bre historiador.

0.034. anonimo (egipto)

Taliesin y elfin

Cuenta la leyenda que el noble que rescató a Taliesin de fue el príncipe Elfin, el sobrino de Maelgwyn, rey de Dyfed. Más tarde, cuando Taliesin se convirtió en el bardo de la corte del príncipe, tuvo la oportunidad de corres-ponder a la generosidad de su tutor.

Al Taliesin de la mitología galesa se le identifica a menudo con el poeta de la vida real, Talietiin Ben Beird, que vivió en el siglo VI al servicio del rey Urien de Rheged. La historia del bardo, El Libro de Taliesin, se escribió ochocientos años después, y en él se recogen numerosas leyendas sobre su vida. Cuenta la tradi­ción que se convirtió en el bardo del príncipe Elfin, uno de los soberanos locales que apoyó al rey Arturo. El libro habla, ade­más, de como fue al rescate de su noble tutor, después de que este fuera hecho prisionero por alardear de tener la esposa más fiel y el bardo más dotado de todos los caballeros de la corte.
Cuando Elfin se encontraba en su mazmorra, un pre­tendiente fue enviado a su palacio para desmentir la primera de sus afirmaciones y sedujo a su esposa. Sin embargo, Taliesin esta­ba dotado con tales poderes para clarivi-dencia que pudo pre­ver lo que se había planeado, y entonces convenció a una sir­vienta para que se hiciera pasar por la princesa. Así que, cuando el violento pretendiente quiso demostrar su conquista cortán­dole a la chica uno de los dedos para llevarlo a la corte, Elfin no tuv o problemas en demostrar que el dedo no pertenecía a su esposa. Era demasiado grueso y la uña estaba sin cuidar; ade­más, contenía restos de masa, y una princesa nunca amasaba.
Tras un primer intento fallido por desacreditar a su prisionero, Arturo insistió en organizar una competición de bardos. Sin embargo, los poderes de Taliesin eran tales que, mediante su magia, logró que todos sus oponen-tes se expresaran de for­ma incoherente. Así, cuando le llegó el turno, entonó una me­lodía tan dulce que rompió las cadenas que mantenían reteni­do a su cautivo maestro. Al rey no le quedó otra alternativa que admitir que su súbdito había alardeado con razón de espo­sa y bardo, y, a partir de eee momento, comenzó a tratar a Elfin y a Taliesin con el mayor de los respetos.

0.024. anonimo (celta)

Tadg y el mundo de los muertos

Muchas leyendas de la mitología irlandesa giran en torno a toda una serie de viajes al mundo de los muertos, en los que los protagonistas son gente normal en lugar de grandes guerreros, y que constituyen búsquedas; aquí, la que realiza un marido para recuperar a su mujer, que ha sido secuestrada.

Al mundo de los muertos se podía acceder de nu­merosas formas a través de una colina, un lago o una neblina. Sin embargo, los navegantes tenían que atravesar una cadena de islas mágicas que formaban el reino de Manannán, el hijo del dios del mar Lir.
Uno de los que viajó hacia el reino de ultratumba fue Tadg, hijo de Cian de Munster. Su esposa y dos de sus herma­nos fueron apresados durante el asalto de unos extranjeros y, como represalia, Tadg había organizado un asalto por el mar. El hijo de Cian y su tripulación navegaron bajo enfurecidas tormentas hasta que por fin las aguas se calmaron y llegaron a una isla tan pacífica como hermosa. Les sorprendió descubrir que allí fuese verano, ya que, en Irlanda, cuando zarparon, era invierno. No obstante, a pesar de las dificultades que habían atravesado, no tenían apetito. Tras continuar su marcha, llega­ron a tres colinas, cada una de las cuales albergaba un fuer­te: uno blanco, otro dorado y el último plateado. Cuando se aproximaban al primero, una hermosa mujer les saludó. Tadg le preguntó quién habitaba allí y ella le contestó que era el ho­gar de los reyes de los milesios de Irlanda. En el fuerte pla­teado, se encontraron con otra hermosa mujer, y Tadg formuló la misma pregunta. Ésta le contesto que era el hogar de todos los soberanos que habían reinado en Irlanda. En la tercera colina, se enteraron de que el fuerte dorado estaba reservado para todos los futuros reyes de Irlanda, entre ellos el propio Tadg. La soberana de la isla era Cliodna, una diosa de Danann, dotada de una enorme belleza. Cuando Tadg y su tripulación partieron de regreso a casa, la diosa les envió tres pájaros para que les sirveran de guía. Por el camino, vencieron a los asaltantes y volvieron a casa junto a la esposa y los hermanos de Tadg, además de un enorme botín.

0.024. anonimo (celta)

Pryderi

Un relato del Mabinogion narraba cómo Pwyll, príncipe de Dyfed, en el suroeste de Gales, logró la mano de la princesa de las hadas, Rhiannon. Sin embargo, el matrimonio no demostró ser precisamente idílico, tal como muestra el relato del nacimiento de su primer hijo, Pryderi.

El niño fue arrebatado poco des­pués de nacer. Temiendo por sus vidas, las niñeras que esta­ban a cargo de su cuidado ma­taron a un cachorro y untaron con su sangre el rostro de la madre del bebé mientras ésta dormía. Cuando, a la mañana siguiente, se descubrió la desaparición del pequeño, las niñeras acusaron a Rhiannon de haberse comido a su propio hijo.
Tales acusaciones pronto llegaron a oídos de Pwyll, quien no pudo reprimir su furia y condenó a su esposa a permanecer sentada fuera de palacio, de forma que salu­dara y contara la historia de su supuesto cri­men a todos cuantos pasaran por allí. Con ob­jeto de hacerle sentir una humillación aún mayor, la obligaron a transportar a los visitantes sobre su espalda como si de un caballo se tratase.
Mientras tanto, cerca de la frontera inglesa, a unos 160 km al este, un señor llamado Teyrnon tenía problemas con su yegua: paría todos los años durante la noche del 1 de mayo, pero, al llegar la mañana, los potrillos siempre habían desapa­recido. Un año decidió resolver semejante misterio permaneciendo en el establo du­rante toda la noche del 1 de mayo. Para su sorpresa, en cuanto la yegua dio a luz, vio cómo un brazo a modo de garra gi­gantesca apresaba al potro recién nacido a través de la ventana. Teyrnon desenvainó su espada e hirió el brazo a la altura del codo. Más tarde, oyó un gran tumulto fuera, pero cuando salió para ver qué pasaba, no vio nada anormal. Sin embargo, al volver, encontró al bebé envuelto en seda.
Se llevó al niño a casa y lo crió como si fuera suyo. Sin embargo, cuando el chico creció, Teyrnon se percató de que se parecía a Pwyll.
Tras enterarse de la historia de Rhiannon, decidió llevar al niño al castillo, donde le contó a Pwyll su historia y le presentó al rey a su hijo. Rhiannon fue absuelta, y en un banquete posterior, declaró que su hijo recién encon­trado se llamaría a partir de entonces Pryderi («Cuidado») por lo mucho que había sufrido desde el momento de su nacimiento.

0.024. anonimo (celta)

La vida de cuchulainn

Con sus conexiones divinas, poderes sobrenaturales y una vida breve pero brillante, Cuchulainn fue el héroe épico celta por excelencia. Su madre, Dectera, era la hija del druida Cathbhadh. Sin embargo, se desconoce la identidad de su padre, aunque en un relato se dice que era el dios Lugh.

Se decía que Lugh había dejado a Dectera embarazada en un sueño, aprocechando que el rey Conehobar había salido de cacería.
Su hijo se llamaba Setanta, pero cuando se hizo ado­lescente se le pasó a conocer con el nombre de Cuchulainn («perro de Culann»), después de que diera muerte al fiero perro guardián de Culann, el herrero, y ocupara su puesto hasta que éste hubiera criado a otro. De niño, guió al destacamento de las juventudes de Con­chobar y entro a formar parte del servicio del rey del Ulster. Fue entrenado en el uso de las ar­mas en Escocia por una guerrera llamada Sca­thach, quien le enseñó proezas tan heroicas como permanecer de pie sobre una lanza en vuelo, ade­más de proporcionarle una sanguinaria arma conocida como la gae bolg. una especie de lanza que cuando daba en el blanco soltaba treinta dardos que acribi­llaban todo el cuerpo de la desdichada víctima.
Un día, cegado por la ira, Cuchulainn inició una frenética batalla durante la cual se le pusieron los pelos de punta, sus músculos se hincharon y su cuerpo giró dentro de su piel. Un ojo sobresalía de su cabeza, el otro se le había hundido en el cráneo, y su grito de guerra volvió loca a la gente. Tenía muchas amantes, pero siempre volvía a su esposa Emer.
Cuchulainn aparece en numerosos relatos del ciclo del Ulster, entre los cuales el más notable es El robo del ganado de Cooley. Su muerte tuvo lugar siete años después del robo, cuando la diosa Medb conspiró para asesinarlo con la ayuda de seis brujos. Conchobhar intentó prote­ger al guerrero de todo daño, pero los brujos lograron hacer creer a Cuchu­lainn que el Ulster había sido arrasado tras una batalla imaginaria. Cuando salió a caballo del lugar donde se ocultaba, fue alcanzado por una lanza mágica que había arrojado uno de los brujos. Herido de muerte, se ató a una roca para poder enfrentar-se a sus enemigos con honor. Durante tres días, ninguno se atrevió a acer-carse a él, pero al final la diosa de la guerra, Badbh, se posó sobre su hombro bajo la apariencia de un cuervo. Cuchulainn no su movió, por lo que todo el mundo supo que el mayor héroe del Ulster había muerto.

0.024. anonimo (celta)

La muerte de arturo

A pesar de todas sus hazañas, la vida del rey Arturo acabó en traición. La obra La muerte de Arturo, de sir Thomas Malory, narraba la última confron-tación del mítico rey con el diabólico Mordred en Camlann, así como su destino tras ser recogido herido de muerte en el campo de batalla.

Segun el relato de Ma­lory, Mordred provocó una guerra entre Artu­ro y Lancelot, y aprove­chó el conflicto para hacerse con ei trono. Mientras luchaba por re­cuperar su reino, Arturo se topó con las fuerzas del usurpador en Camlann, en la llanura de Sa­lisbury. Los dos rivales lucharon frente a frente y se hirieron de muerte.
Moribundo, el rey pidió que lo condujeran a una capilla situada en las orillas del mar, don­de ordeno a Bedivere, su fiel ma­riscal, que tomara su espada Excalibur, la arrojara a las profun­didades y volviera para contarle lo que había visto.
Deslumbrado por el esplendor de la espada, Bedivere no pudo cumplir la orden de Arturo y escondió la espada deba­jo de un árbol.
-¿Qué has visto? -le preguntó Arturo a su vuelta.
-Sólo viento y olas -contestó Bedivere. Tras escuchar sus palabras, Arturo, lleno de ira, lo acusó de desobediencia y lo volvió a enviar para que cumpliera su misión. De nuevo, la avaricia de Bedivere pudo con él y volvió una vez mas sin ha­ber llevado a cabo su misión, pero, en esta ocasión, el rey lo acusó de traición, alegando que lo había traicionado dos veces. Escarmentado, Bedive­re partió una vez más y por fin cumplió el deseo del mo­narca. Cuando Excalibur vola­ba por el aire, un brazo emergió de las aguas y agarró la gran espada por su empuñadura, blandiéndola en el aire tres veces antes de hacerla desparecer bajo la superficie.
Bedivere corrió a contárselo al rey, quien esta vez pidió que lo condujeran en persona a la orilla del mar, donde, de en­tre la neblina, apareció una barcaza que transportaba a tres rei­nas. Bedivere subió a Arturo a bordo de la embarcación y, mien­tras ésta se alejaba de la orilla, el rey comunico al caballero que se dirigía a Avalon, donde sus heridas serían sanadas, y luego desapareció para no ser visto nunca mas. Desde entonces, son muchas las especulaciones que se han hecho, algunas de las cuales identifican a las reinas con la diosa triple celta, cuyas tres naturalezas (doncella, matrona y bruja) representaban el ciclo de la vida humana.

0.024. anonimo (celta)

La lavandera del vado

Un tema recurrente en la mitología celta es el de la lavandera del vado, una diosa de la guerra que solía aguardar en un vado, a veces bajo la apariencia de una mujer y otras de un cuervo o de una corneja, y que decidía qué guerreros de los que pasaban junto a ella morirían ese día en el campo de batalla.

Mientras se dirigían al campo de batalla, un grupo de guerreros se detuvieron en un vado, donde contemplaron la terrible vi­sión del espectro de una mujer esbelta que los miraba con sus ojos rojos de ira a través de su cabello cano­so. En sus pies, bañados en sangre, yacían amontonados los cuerpos de varios guerreros, algunos tan desfigurados que ni sus propias madres hubieran podido reconocerlos.
Ante la mirada atónita de los guerreros, la mujer soltó una aterradora carcajada que hizo que un escalofrío les recorrie­se todo el cuerpo. Con movimientos lentos, la mujer levantó uno de los brazos y fue apuntando a cada uno de los hombres. Al final, el jefe del grupo reunió valor para aproximarse a la mujer y, con un esfuerzo indecible, logró preguntarle:
-¿Quién eres?
-¿Yo? -exclamó- Soy Morrigan, la reina fantasma, aunque algunos me llaman la lavandera del vado. Me dedico a vagar por las corrientes de Irlanda, haciendo desaparecer los pecados de los hombres.
-¿Y quiénes son? -preguntó el jefe del grupo. ¿Son pe­cadores los hombres que yacen en la terrible pila que tenemos ante nosotros? ¿Son los que has matado y mutilado hoy?
-Morrigan exclamó entonces:
-¡Yo no he matado a estos hombres, ni siquiera les he tocado un pelo de sus cabezas! –Al decirlo, atravesó a los hom­bres con su mirada-. Mirad de nuevo a estos guerreros muer­tos. Son los hombres que están a vuestra espalda, pero como estarán esta noche, después de la batalla. Yo tan sólo me limito a limpiar la sangre de sus miembros.
El jefe miró de nuevo los cuerpos y reconoció a alguno de los guerreros que lo acompañaban. Entonces, Morrigan se inclino sobre tan sangriento botín y mostró un objeto al jefe. Este lo miro y reconoció su propia cabeza entre los cabellos ensangrentados.

0.024. anonimo (celta)

La cacería de twrch

Culhwch, un arquetípico héroe celta, es la figura central de Culhwch y Olwen, una de las historias recopiladas en el Mabinogion. El relato narra las numerosas pruebas que tuvo que superar para lograr la mano de Olwen, la hermosa hija del señor de los gigantes.

En la búsqueda de su amada, Culhwch logró la ayuda de Arturo, una versión celta del mítico rey. Los caballeros de éste tardaron un año en encontrar a Olwen y, cuando al fin lo lograron, la joven se enamoró de Culhecd, a primera vista. Sin embargo, su padre se opuso al enlace y tan sólo accedió a permitirlo si Culhwch lo­graba con éxito llevar a cabo una serie de misiones, aparente­mente imposibles, la más difícil de las cuales consistía en en­contrar una navaja de afeitar, un peine y unas tijeras con los que el gigante pudiera acicalarse para el banquete de bodas. La dificultad de la misión radicaba en que estos objetos adornaban la cabeza de un monstruoso jabalí llamado Twrch Trwyth, que en realidad era un príncipe que, mediante una serie de conjuros mágicos, había adquirido la apariencia de tan terrible animal.
Fue así como comenzó una persecución épica, que llevó a la partida de caza a recorrer gran parte de la Gran Bretaña celta. Durante la misión, no sólo tuvieron que competir contra el jabalí, sino también contra sus siete feroces lechones, que ha­bían arrasado vastas extensiones de Irlanda, antes de dirigirse al mar y llegar a nado a Gales.
La búsqueda continuó durante numerosos días y provo­có la muerte de cuantiosos guerreros. Cuando por fin todos los lechones fueron cazados, Twrch Trwyth se dirigió hacia Cornua­lles, donde fue llevado a un río, en el que un cazador llamado Mabon le arrebató la cuchilla de afeitar y las tijeras. Sin embargo, el jabalí recuperó el equilibrio y siguió arrasando todo a su paso hasta que le pudo retirar el peine. Una vez cumplida la hazaña, la bestia huyó al mar y nunca más fue vista.

0.024. anonimo (celta)

La batalla de moytirra

Moytirra, en el condado de Sligo, fue testigo dedos de las grandes batallas de la mitología irlandesa. La primera acabó con la derrota de la raza conocida como los fir bholg y el establecimiento de los tuatha dé Danann como soberanos de Irlanda.

Los lir bholg formaban parte de toda una serie de grupos que reclamaban el honor de haber gobernado Irlanda durante el período anterior a la apari-ción de relatos históricos escritos. Antes que ellos, estuvieron los cazadores reco­lectores fomorianos y los seguidores de un líder llamado Partalón, quien introdujo la agricultura en esas tierras. Después de que una plaga acabara con sus hombres, llegó otro destacamento, éste al mando de un tal Nemed, supuestamente des­de la lejana Escitia. Pero los nemedios y los fomorianos prácticamente se habían matado los unos a los otros en una sangrienta batalla, lo que permitió que los fir bholg entraran en la isla sin encontrar resistencia. Finalmente llegaron a la costa oeste de Irlanda, donde se enfren-taron a los tuatha dé Danann («los seguidores de la diosa Danu»). Cuando los fir bholg se negaron a conceder la mitad de la isla que exigían los recién llegados, no se pudo evitar el conflicto. La batalla se prolongo durante tres meses, ya que los fir hholg desea­ban disponer de tiempo para copiar los lanzamientos con jabalina de los tuatha, mientras que estos últimos invirtie-ron el tiempo fabricando pesadas lanzas.
La batalla comenzó a mediados de verano. Durante tres días, los ejércitos lu­charon y registraron numerosas bajas, pero ninguno logró llevar la delan-tera. Cada noche, los sanadores aplicaban unas hierbas curativas a los heridos que les permitían recuperarse para la lucha del día siguiente.
El cuarto día, los tuatha por fin lograron llevar la delantera, y justo en ese crucial momento, el rey de los fir bholg tuvo una sed tal que abandonó el campo de batalla en bus­ca de agua. Un cuerpo armado de los tuatha partió en su búsqueda y, tras una cruenta lu­cha, le dieron muerte. Entonces, el rey de los tuatha, Nuadu, propuso una tregua que los fir bholg aceptaron. Sin embargo, para Nuadu se trató de una victoria amarga, pues en el cam­po de batalla había perdido un brazo, y su pueblo sólo estaba dispuesto a aceptar a un rey que fuera físicamente perfecto, por lo que no le quedó otra alternativa que abdicar.

0.024. anonimo (celta)

Gawain y la dama ragnell

Uno de los relatos artúricos más cómicos es el protagonizado por el peculiar matrimonio formado por el caballero Gawain y la dama Ragnell, una hechicera al estilo celta conocida como la «Dama detestable». Geoffrey Chaucer adaptaría más tarde esta historia en el relato titulado La esposa de Bath.

Un día, una espantosa hechicera se aproximó a Camelot con objeto de poner a prueba a la cor­te del rey Arturo. Retó al rey a participar en una prueba que consistía en resolver un acerti­jo, para lo que dispondría de un año, pero si fracasaba, tendría que concederle un deseo a la hechicera. Arturo aceptó el reto y entonces la misteriosa mujer le formuló la pregunta:
-¿Qué desea una mujer sobre todas las cosas?
Los caballeros de Arturo se dedicaron el siguiente año a rastrear todos los rincones del reino en busca de la respuesta al acertijo, pero no lo lograron. Finalmente, cuando la hechicera volvió para que le dieran la respuesta, el rey aceptó su fracaso y, fiel a su palabra, le pidió que pronunciara su deseo.
-Exijo un marido -dijo la hechicera, y Arturo se sintió moralmente obligado a casarse con ella. Sus caballeros quedaron horrorizados y Gawain, ejemplo supremo de caballerosidad con las mujeres, dio un paso hacia adelante y se ofreció como marido de la hechicera en el lugar de su tío. Este acepto de inmediato.
La noche de bodas, Gawain se acostó en el lecho marital con cierta des-gana, pero descubrió que su esposa se había conv ertido en una hermosa mujer, de nombre Ragnell. Esta le ex­plicó a su marido que había sido víctima de un conjuro.
-Puedo ser hermosa durante el día o durante la noche, pero no las veinticuatro horas. El resto del tiempo estoy conde­nada a tener el aspecto de la hechicera tan horrenda que has visto. Te doy la opción de elegir entre ser bella cuando estemos a solas por las noches o cuando tengamos que presentarnos ante tus amigos y ante la corte durante el día.
Gawain tuco que pensárselo mucho, pero no fue capaz de tomar una decisión. Al final declaró:
-¡Debes cumplir tu voluntad! -le dijo, y Ragnell quedo encantada.
-Tu respuesta ha roto el conjuro -exclamó con gran júbilo, y ¡ahora puedo ser bella siempre!
Su respuesta era la solución al acertijo: «Lo que una mujer desea es poder tomar sus propias decisiones!».

0.024. anonimo (celta)

Gawain y el caballero verde

En este relato, el año nuevo es el día en el que el mundo natural y el sobrenatural se funden, como en la festividad celta del Samhain. Es posible que el Caballero Verde tenga su origen en Cernunnos, el dios de la abundancia y los bosques, al igual que a Morgana se la relaciona con la diosa irlandesa Morrighan.

El día de año nuevo, un enorme caballero verde que portaba una descomunal hacha verde irrumpió en el vestíbulo del palacio del rey Arturo a lomos de un caballo verde, y reto a los caballeros a empuñar el hacha y a decapitarlo, con la condición de devolver el golpe a quien lo hiciera en el plazo de un año y un día. Gawain tomó el hacha y le cortó la cabeza al caballero, pero el torso decapita­do la recogió del suelo y el caballero partió en su caballo.
Poco antes de que transcurriera un año, Gawain partió su cita en un lugar conocido como la Capilla Verde. Durante el camino, se encontró a un hombre en el bosque que lo mito a que­darse en su casa, ya que la Capilla Verde se encontraba cerca de allí. El anfitrión propuso que el a Gawain se intercam-biaran todo lo que recibieran cada día, trato que el caballero aceptó. Durante tres días, el hombre salió de caza y volvió con numerosas presas para su invitado. Mientras tanto, su esposa había intentado seducir a Gawain: le dio un beso el primer día, dos el segundo y tres el ter­cero, así como un cinturón verde que protegía de la muerte a todo el que lo llevase puesto. El avergonzado caballero le pasó los besos a su anfitrión, pero se quedo con el cinturón.
El cuarto día, Gawain salió a enfrentarse con el Caballe­ro Verde en la Capilla Verde, pero el hacha del gigante sola­mente le arañó el cuello.
-Ese corte es por el cinturón -dijo. Soy Bercilak, el caba­llero de Morgana Le Pay, tu tía, y quería poner a prueba el honor de la Mesa Redonda. Y, ciertamente, has demostrado tu ho­nor, aunque rompiste nuestro pacto quedándote con el cinturón.
Bercilak era ni más ni menos que su anfitrión.
Gawain volvió a casa y Arturo ordenó que todos sus ca­balleros llevaran puestos cinturones verdes.

0.024. anonimo (celta)

Finn y el salmón del conocimiento

El momento decisivo en la vida del gran guerrero Finn mac Cumhaill llegó cuando éste tenía siete años. Fue entonces cuando se convirtió en el aprendiz de un bardo llamado Finnegas, que vivía en las orillas del río Boyne, en cuyas aguas intentó atrapar a un salmón dotado de una sabiduría universal.

Alrededor de un pozo situado en el nacimiento del río Boyne había nueve avellanos, en los que crecían avellanas que poseían una enorme sabi­duría. Tras caerse al río, un salmón se las comió y, a partir de ese momento, la persona que comiese la carne del salmón adquiriría la sabiduría universal. Según una profecía, sería Finnegas quien atraparía al pescado.
Durante siete años, Finnegas intentó sin éxito pescar el salmón, hasta que, tras la llegada de Finn, finalmente lo logró. Pidió entonces a Finn que lo limpiara y lo cocinara, pero que bajo ningún concepto probara ni la más mínima pizca del pescado, dado que la primera persona en probarlo recibiría toda su magia. El chico obedeció humildemente a su maestro en todos los aspectos. Pero mientras se asaba el salmón, se formó una ampolla en la piel y para reventarla, Finn la aplastó con el pul­gar, con la mala suerte de que se lo escaldó al hacerlo. Al chu­parse el dedo para aliviar el dolor, probó, sin querer, la carne del salmón mágico.
-¿Cuál es tu nombre? -preguntó Finnegas al darse cuenta.
-Deimn -contestó Pinn, utilizando el nombre que solía emplear para evadir a sus enemigos, los hijos de Morna.
-No, no es así -dijo el bardo-. Se había profetizado que atraparía al pescado, pero que Finn mac Cumhaill sería el primero en probarlo. Tú eres él.
Finn se comió el resto del pescado y recibió el don de la profecía, y siempre que quería hacer uso de éste lo único que tenía que hacer era chuparse el dedo pulgar. Gracias a la cum­binación de su talento y su destreza para la lucha, Finn se cunvirtió en un héroe excepcional.

0.024. anonimo (celta)

El triunfo de lleu

Cuando el héroe galés Lleu fue atravesado por una lanza a manos del amante de Gronw, su esposa, no murió, sino que se convirtió en un águila y huyó volando. Su tío, el mago Gwydion, lo buscó sin descanso, y estaba a punto de abandonar cuando se detuvo a pasar la noche en la casa de un campesino.

Durante su estancia, se entero de que su anfitrión tenía una cerda peculiar: cada mañana, desaparecía del el campo y volvía tarde por la noche, pero el campesino no tenía ni idea de adónde iba.
Intrigado, Gwydion espero jun­to al chiquero a la mañana siguiente y, en cuanto la puerta se abrió, salió detrás de la cerda. La siguió corriente arriba hasta llegar a un valle, donde el animal empezó a atiborrarse de algo que se encontraba debajo de un árbol. Tras aproximarse, Gwydion vio que estaba comiendo gusanos y carne des­compuesta, y al mirar hacia la copa del árbol, vio a un águila. Cada vez que ésta se agitaba, caía al suelo una lluvia de carne podrida.
Convencido de que el águila era Lleu, Gwydion le ento­nó una melodía. Al oírla, el águila bajo hasta la mitad del árbol. Gwydion entonó entonces otra melodía y el ave siguió bajando hasta llegar a la rama más baja. Cuando el mago entonó una tercera melodía, el águila se posó en su rodilla, momento que aprovechó Gwydion para tocar al esquelético pájaro con su va­rita mágica y transformarlo en Lleu. Sin embargo, debido a la herida, tenía un aspecto penoso y se había que­dado en los huesos, por lo que recuperarse le llevó un año entero.
En cuanto Gronw conoció el re­greso de Lleu, le envió un mensaje con-ciliatorio en el que le ofrecía una compensación por el daño que le había causado. Lleu contestó que lo único que aceptaría como compensación sería que Gronw permaneciera jun­to al río, como él mismo había he­cho, y le permitiera arrojarle una lanza. A regañadientes, ydespués de haberle pedido a sus hermanos, nobles y soldados que ocuparan su puesto, el rey aceptó, confiado como estaba en que iba a sobrevivir. Dado que después de todo había actuado en nombre de una mujer diabólica, preguntó si sería posible colocar una piedra enfrente de él cuando Lleu arrojara la lanza. Lleu aceptó, pero su lanza atravesó la piedra y alcanzó a Gronw en el pecho, causándole la muerte de inmediato. Lleu recuperó sus tierras y, a su debido tiempo, se convirtió en el soberano de Gwynedd. Desde entonces, en la ribera del río Cynfael, se conser­va la piedra atravesada por la lanza como recuerdo de su triunto sobre Gronw.

0.024. anonimo (celta)

El sueño de macsen

Este relato está basado en una historia real de Magno Máximo, un general romano del siglo IV d. C. afincado en Gran Bretaña que fracasó en su intento por convertirse en emperador. Macsen aparece representado como el verda-dero emperador, a quien un usurpador le ha arrebatado el trono.

Una noche, Macsen soñó que había conocido a la mujer más hermosa del mundo y, cuando se des­pertó, decidió encontrarla. Desde Roma se en­viaron mensajeros para que siguieran la ruta del viaje del sueño y, desde el pico de Snowdon, la monta­ña más alta de Gales, vieron por fin el castillo en el que vivía la mujer.
Cuando a ésta, cuyo nombre resultó ser Elena, la infor­maron del motivo por el que habían acudido allí, dijo que si el emperador estaba enamorado de ella, debía ser él mismo quien fuera a buscarla. Macsen llego con su ejército a su debido tiempo. después de conquistar Gran Bretaña por el camino.
Elena aceptó casarse con él, pero como regalo de bodas exigió que su padre fuera nombrado gobernador de Gran Bretaña y que las islas de Wight, Man y Anglesey pasaran a ser de su propiedad.
Macsen vivió con su esposa en Gran Bretaña, que atra­vesaba una época de enorme paz y prosperidad. Sin embargo, transcurridos siete años, los romanos eligieron a un nuevo em­perador para que sustituyera a Macsen. Éste se apresuró a volver a Italia para reclamar el trono, pero todos sus intentos por hacerse con la ciudad de Roma fracasaron.
Tras un año del asedio, llegó un batallón de guerreros británicos al mando de los dos hermanos de Elena, quienes vieron una posibilidad en la costumbre de los dos emperadores rivales de detener la lucha todos los días al mediodía para que las tropas pu­dieran descansar. Tras preparar el asalto coincidiendo con el des­canso del mediodía, los británicos pudieron asaltar la ciudad.
Su recompensa fue acorde con sus logros. Una vez re­cuperado el trono, el emperador concedió a sus tropas comple­ta libertad para llevar a cabo saqueos, y transcurrieron nume­rosos años hasta que decidieron regresar a su país de origen.

0.024. anonimo (celta)

El sueño de angus

Angus, el dios del amor, no era inmune a los efectos de éste. Cuenta la leyenda que todas las noches de un año soñó con una hermosa mujer. En su sueño, se le aparecía, le hacía señas para que se acercara y desaparecía cuando intentaba aproximarse a ella, lo que le provocó falta de apetito.

Se convocó a los doctores, pero a Angus le daba de­masiada vergüenza reconocer que se había enamo­rado en un sueño. Al final, uno de los mejores doc­tores de los tuatha dé Danann, Fergne, diagnosticó su dolencia.
El tío de Angus, Bobd Dearg, decidió salir en busca de la mujer del sueño de su sobrino. Después de un año de búsque­da, finalmente la encontró. La mujer, llamada Caer, era la hija del dios Danann y vivía junto a un lago en Connacht. El padre de Angus, Daghdha, hablo entonces con el rey Ailill e la reina Medb de Connacht acerca del comportamiento de su hijo, y Ailill mandó llamar al padre de Caer, Ethal, quien se negó a acudir, por lo que el rey, mandó destruir el hogar del dios. Incluso así, Ethal continuó rechazando la mano de su hija, y cuando le preguntaron el porqué de su negativa, contestó que ella tenía mayores poderes que él: todos los días durante un año adquiría la apariencia de una humana, y todos los días del año siguiente adquiría el aspecto de un ave. Al final, Ethal dijo que si Angus la quería realmente, debía estar presente en el lago el día de la fiesta de Samhain del año siguiente.
Angus hizo lo que le habían pedido v encontró el lago cubierto por 150 cisnes, entre los que se encontraba Caer. Al llamarla desde la orilla, ella le dijo que solo ¡ría si Angus le permitía volver al agua como cisne. El dios aceptó dicha condi­ción y de inmediato se transformó en cisne para poder unirse a su amada.
La pareja se abrazó y, nadando, dio tres vueltas al lago mientras con-sumaban su amor. Luego volaron hacia la casa de Angus en Newgrange y, una vez allí, volvieron a adquirir apa­riencia humana y organizaron una gran fiesta, en la que ambos entonaron unas melodías tan hermosas que todos los invitados se quedaron dormidos durante tres días con sus tres noches.

0.024. anonimo (celta)

El nacimiento de taliesin

Taliesin se convertiría con el tiempo en uno de los bardos galeses más importantes. En su famosa obra Los alardes de Taliesin, se atribuía el don de la omnisciencia. Esta leyenda, que tiene reminiscencias del relato irlandés de Finn y el Salmón del Conocimiento, describe cómo logró su enorme sabiduría.

A juzgar por el relato, que Taliesin supuestamen­te escribió cuando sólo tenía trece años, la ca­rrera del poeta empezó de la forma menos promete-dora. Afag Du, «Oscuridad tota», era indiscutiblemente el hombre más feo del mundo y todos los poderes mágicos de su madre, la hechicera Ceridwen, no pu­dieron hacer nada por cambiar tan triste realidad. Sin embar­go, Ceridwen en decidió que, si su hijo iba a ser feo. podía al menos ser listo, por lo que le preparó una poción mágica que le revelaría todos los misterios del universo.
Sin embargo, no se trataba de un proceso sencillo, ya que el brebaje tenía que hervir durante un año y un día, y ha­bía que añadirle ciertas hierbas en determinados momentos. Hacia finales de año, cuando Ceridwen estaba reuniendo los últimos ingredientes, un niño pequeño llamado Ewydion lle­gó y observó el caldero en ebullición. Al hacerlo, la mezcla em­pezó a burbujear y escupió tres gotas que le cayeron al niño en el dedo. Tras lamerlas, le fue concedida de inmediato la sabidu­ría deseada para Afag Du.
Cuando Ceridwen volvió se puso furiosa: Ewydion se había bebido las tres gotas más importantes del caldero, dejan­do en él un resto inútil. El chico intentó huir, pero en vano: primero se transformó en liebre y ella en sabueso, luego en pescado y ella en nutria. Cuando el pequeño se transformó en pájaro, la hechicera se convirtió en un halcón; finalmente, el chico se transformó en un grano de trigo, pero Ceridwen en adquirió la forma de una gallina y se lo comió.
Al recuperar su torma humana, la madre de Afag Du se percató de que estaba embarazada, y, a su debido tiempo, dio a luz a Ewydion, pero era tan hermoso que no tuvo el valor de matarlo, por lo que lo introdujo en una bolsa de cuero y lo arrojó al mar.
Dos días más tarde, un hombre de alto linaje encontró la bolsa y le dio al niño otro nombre, Taliesin, «Frente brillan­te», y lo acogió en su hogar como a su propio hijo.

0.024. anonimo (celta)

El caballero del carro

El relato en que Chrétien de Troyes cuenta cómo Lancelot rescata a la reina Ginebra convirtió la trayectoria de este caballero en la más popular de los seguidores de Arturo, al mismo tiempo que lo identificó como el amante adúltero de la reina.

El diabólico caballero Meleagant llevó a cabo ciertas artimañas para secuestrar a Ginebra de la corte de su marido Arturo, llevándosela a la fuerza al casti­llo de su propio padre. Buena parte de los caballe­ros del rey salieron en su búsqueda, entre los que se encontraba el por aquel entonces desconocido Lancelot. Tras morir su cor­cel, acepto a regañadientes subirse a un carro que pasaba por allí y que conducía un enano que afirmaba conocer el paradero de la reina. Durante el camino, Lancelot fue objeto de las burlas de todo el que lo veía, ya que los carros se solían utilizar para transportar a delincuentes.
Sin embargo, cumpliendo su palabra, el enano condujo al joven héroe hasta el castillo en el que la reina se encontraba retenida, donde se enfrentó a Meleagant en un único combate, en el que lucharon frente a frente hasta quedar paralizados. Finalmente, acordaron una tregua por la que Ginebra sería liberada y volvería a la corte del rey Arturo. Sin embargo, en contra-partida, Lancelot acepto el reto de volverse a encontrar con Meleagant para reanudar el combate al año siguiente, y de­volver a la reina, en caso de ser derrotado.
Ginebra aceptó las condiciones y se enamoró de su res­catador, con quien compartió una noche de secreta pasión. Más tarde, regresó a la corte de su marido acompañada por un séquito de caballeros, entre los que no se encontraba Lancelot. Tras retener a su adversario a traición, Meleagant lo encerró en una torre secreta construida para tal fin y anuncio a los cuatro vientos que el joven había huido, lo que demostraba que era demasiado cobarde para cumplir su promesa de luchar por Gi­nebra una segunda vez.
Todos los que conocían a Lancelot dudaron de Melea­gant, y una doncella a la que el caballero había prestado acuda con anterioridad fue en su búsqueda y, tras encontrarlo, lo li­beró de la prisión. Libre al fin, regresó a la corte de Arturo y, llegó justo a tiempo para disputar el combate, en el que derro­tó y decapito a su diabólico oponente.

0.024. anonimo (celta)

El tatu y su capa de fiesta

Las gaviotas andinas se habían encargado de llevar la noticia hasta los últimos rincones del Altiplano. Volando de un punto a otro, incansables, habían comunicado a todos que cuando la luna estuviera brillante y redonda, los animales estaban cordialmente invitados a una gran fiesta a orillas del lago. El Titicaca se alegraba cada vez que esto sucedía, pues sus riberas, a menudo tristes, cobraban nueva vida con la algarabía y entusiasmo que sus vecinos ponían en celebrar la ocasión de verse y comentar los últimos acontecimientos.
Cada cual se preparaba con esmero para esta oportunidad. Se acicalaban y limpiaban sus plumajes y sus pieles con los mejores aceites especiales, para que resplandecieran y todos los admiraran. Era muy hermoso el espectáculo que entonces se producía y sentíanse murmullos de aprobación cuando algún comensal hacía su entrada ataviado con prendas majestuosas y bien presentadas.
Todo esto lo sabía Tatú, el quirquincho, ya había asistido a algunas de estas fastuosas fiestas que su querido amigo Titicaca gustaba de organizar. En esta ocasión deseaba ir mejor que nunca, pues recientemente había sido nombrado integran-te muy principal de la comunidad. Y comprendía bien lo que esto significaba... El era responsable y digno. Esas debían haber sido las cualidades que se tuvieron en cuenta al darle este título honorífico que tanto lo honraba. Ahora deseaba íntimamente deslumbrarlos a todos y hacer-los sentir que no se habían equivocado en su elección.
Todavía faltaban muchos días, pero en cuanto recibió la invitación se puso a tejer un manto nuevo, elegantísimo, para que nadie quedara sin advertir su presencia espectacular. Era conocido como buen tejedor, y se concentró en hacer una trama fina, fina, a tal punto, que recordaba algunas maravillosas telarañas de esas que se suspenden en el aire, entre rama y rama de los arbustos, luciendo su tejido extraordinario. Ya llevaba bastante adelantado, aunque el trabajo, a veces, se le hacia lento y penoso, cuando acertó a pasar cerca de su casa el zorro, que gustaba de meter siempre su nariz en lo que no le importaba.
Al verlo, le preguntó con curiosidad:
-¿Qué haces?
-No me distraigas, que estoy muy ocupado-le contestó inquieto el Tatú, pues el zorro le producía cierta desazón.
-¿Estás enojado?-insistió el visitante.
-¿Porqué habría de estarlo?
-Entonces dime, ¿qué estás haciendo con tanto afán...?
-¿No ves que tejo una capa para ponérmela el día de la fiesta en el lago?
-¿Cómo? -sonrió el zorro irónicamente-. ¿Piensas ir esta noche con eso que todavía no terminas?
El quirquincho levantó sus ojos, algo miopes, de su trabajo, y con una mirada perdida y angustiosa exclamó:
-¿Dijiste hoy en la noche?
-Por supuesto... En un rato más nos encontraremos todos bailan-do...
¡Qué fatalidad! ¿Cómo pudo haber pasado tan rápido el tiempo? Siempre le sucedía lo mismo... Calculaba mal las horas... Al pobre Tatú se le fue el alma a los pies. Una gruesa lágrima rodó por sus mejillas. Tanto prepararse para la ceremonia... El encuentro con sus amigos lo había imaginado distinto de lo que sería ahora. ¿Tendría fuerzas y tiempo para terminar su manto tan hermosamente comenzado?
El zorro captó su desesperación, y sin decir más se alejó riendo entre dientes. Sin buscarlo había encontrado el modo de inquietar a alguien...y eso le producía un extraño placer. Tatú tendría que apurarse mucho si quería ir con vestido nuevo a la fiesta: ji, ji, ji...
Y así fue. Sus manitos continuaron el trabajo moviéndose con rapidez y destreza, pero debió recurrir a un truco para que le cundiera. Tomó hilos gruesos y toscos que le hicieron avanzar más rápido. Pero, ay, la belleza y finura iniciales del tejido se fueron perdiendo a medida que avanzaba y quedaba al descubierto una urdimbre más suelta.
Finalmente todo estuvo listo y Tatú se engalanó para asistir a su fiesta. Entonces respiró hondo, y con un suspiro de alivio miró al cielo estirando sus extremidades para sacudirse el cansancio de tanto trabajo. En ese instante advirtió el engaño... ¡Si la luna todavía no estaba llena! Lo miraba curiosa desde sus tres cuartos de creciente...
Un primer pensamiento de cólera contra el viejo zorro le cruzó su cabecita. Pero al mirar su manto nuevamente bajo la luz brillante que caía también de las estrellas, se dio cuenta de que, si bien no había quedado como él lo imaginara, de todos modos el resultado era de auténtica belleza y esplendor. No tendría para qué deshacerlo. Quizás así estaba mejor, más suelto y aireado en su parte final, lo cual le otorgaba un toque exótico y atractivo. El zorro se asombraría cuando lo viera... Y, además, no le guardaría rencor, porque sido su propia culpa creerle a alguien que tenía fama de travieso y juguetón. Simplemente él no podía resistir la tentación de andar burlándose de todos... y siempre encontraba alguna víctima.
Pero esta vez todo salió bien: el zorro le había hecho un favor. Porque Tatú se lució efectivamente, y causó gran sensación con su manto nuevo cuando llegó, al fin, el momento de su aparición triunfal en la fiesta de su amigo Titicaca.

Vocabulario

Tatú: quirquincho o armadillo, es un animalito pequeño que se defiende escondiéndose debajo de la tierra. Su carne es muy apreciada por los aymarás, que aprovechan su caparazón de Vistoso dibujo para confeccionar el instrumento musical llamado "charango", típico del Altiplano chileno-boliviano. 

0.016.4 anonimo (aymara)

Un mono y un artesano

En el Popol Vuh se adopta una actitud irreverente con respecto a los dioses mayas. Al igual que Siete Guacamayos se transformó de una deidad creadora en un arrogante papagayo, los Gemelos Mono,
por lo general considerados diligentes mecenas, se convirtieron en unos seres inútiles y perezosos.

Representados con forma humana o animal, los Gemelos Mono eran venerados en Mesoaméci­ca como mecenas de los artistas, los músicos v los bailarines. Los aztecas creían que aquellos que tosieran la suerte de nacer bajo el signo del mono se con­vertirían en cantantes, bailarines o escribas.
Sin embargo, el Popol Vuh muestra una imagen muy di­ferente. Al denominarlos Hunhatz («mono aullador») y Hun­chowen «mono araña»), los describe como los primeros ge­melos nacidos de Hunahpu, quienes más tarde engendrarían a los Héroes Gemelos Hunahpu y Xbalanque. Pero mientras que éstos eran guerreros dis-puestos a ha­cer frente a los horrores del mundo de los muertos maya para vengar la muerte de su padre, los Gemelos Mono aparecen re­tratados como seres hogareños, indecisos y con cierto toque dia-bólico. Debido a la gran envidia que sentían por sus her­manastros, intentaron asesinarlos sin éxito durante su infan­cia. Primero los abandonaron en un hormiguero y más tarde en un zarzal.
Sin embargo, los más pequeños fueron los últimos en reír. Cuando alcanzaron la madurez, convencieron a los otros dos para que treparan a un árbol con la idea de recoger un pá­jaro que habían abatido con una cerbatana. No obstante, mien­tras subían por el tronco, los Héroes Gemelos recurrieron a sus poderes mágicos para que el árbol se elevara hasta el cielo, y creció tanto que los dos hermanos no pudieron descender. Pronto comenzó a crecerles pelo y, cuando desataron sus ta­parrabos para usarlos a modo de cuerdas, éstos se habían transformado en colas. De hecho, sus hermanos pequeños los habían convertido literalmente en monos.

0.010. anonimo (centroamerica)

La perdicion del terremoto

Tras acabar con Siete Guacamayo, los Héroes Gemelos tenían aún que encargarse de sus hijos, quienes habían heredado la arrogancia de su padre. El hijo mayor, Zipacna, se consideraba «el creador de las montañas», mientras que su hermano Terremoto se hacía llamar «el demoledor de las montañas».

En primer lugar, los Gemelos decidieron tender una trampa al insaciable Zipacna para asesinarlo. Cons­truyeron un cangrejo falso, lo colocaron en un profundo cañón y le contaron a Zipacna que había carne jugosa esperándole. La historia no deja claro si se cayó en el cañón y se rompió el cuello o si murió asfixiado sobre el «cangrejo», pero, en cualquier caso, el incidente supuso su final. Una vez más, Hunahpu y, Xbalanque recurrieron a su astucia para acabar con Terremoto. Le hablaron de una montaña nueva que habían visto en el este y el hijo de Sie­te Guacamayo les dijo que lo llevaran allí, alardeando de que la destruiría.
Durante el camino hacia la montaña, los Gemelos aba­tieron a unos pájaros con sus cerbatanas. Su habilidad como cazadores impresionó a Terremoto, así como su destreza para preparar las aves de caza. Antes de cocinarlas, las untaron con masilla de las rocas extraídas de la tierra. Sin embargo, de lo que no se percató Terremoto fue de que estaban empleando su magia: al cubrir con tierra las aves, estaban anticipando el pro­pio entierro de Terremoto tras su muerte.
Este se comió con gula las aves y continuaron su camino, pero, muy, pronto, el mons­truo perdió su fuerza: la co­bertura mágica de las aves había surtido efecto, y, al poco tiempo, cayó al suelo sin vida. Los Geme­los le ataron las muñecas y los to­billos, y lo enterraron. Y así el mundo se libro por fin del último de los monstruos.

0.010. anonimo (centroamerica)

La creacion del sol y la luna

Tras la destrucción del cuarto sol, los dioses acordaron que era necesario sacrificar a uno de entre ellos para crear uno nuevo. El vanidoso y apuesto Tecuciztécatl se ofreció voluntario, pero los dioses decidieron que debía competir con el humilde Nanahuatzin.

Mientras los dioses construían una pira expia­toria, Tecuciztécatl y Nanahuatzin hacían penitencia sobre dos montículos. Cuando el fuego se hizo abrasador, Tecuciztécatl corrió hacia las llamas, pero retrocedió cuatro veces por el in­soportable calor. Entonces, los dioses acudieron a Nanahua­tzin, quien, sin dudarlo, se arrojó a las llamas. Ani­mado por la enorme valentía de Nanahua­tzin, Tecuciztécatl co­rrió también hacia lapira. Los dioses espe­raron entonces la lle­gada de un nuevo Sol, pero en su lugar, Tecuciztécati emergió como la Luna, proyec­tando una luz cegadora. Para atenuar su resplandor, uno de los dioses le arrojó un conejo a la cara, que desde entonces se pue­de ver en el rostro de la luna llena.
Nanahuatzin ascendió a los cielos como el nuevo Sol, pero se negó a moverse hasta recibir la sangre y los corazones del resto de las deidades. Indignado ante su exigencia, el lu­cero del alba atacó al Sol con sus dardos y lanza; sin embar­go, fue derrotado y arrojado al mundo de los muertos. El dios del sol fue reconocido entonces como el dios supremo y, a par­tir de ese momento, los 1.600 dioses permitieron que los sacrificaran.

0.010. anonimo (centroamerica)

El nacimiento de la nueva era

Los aztecas creían que vivían en la era del quinto sol. Aunque no existe ninguna fuente que explique la forma en que se volvió a crear vida tras la destrucción del cuarto mundo anterior, son varios los mitos que describen las sucesivas etapas del proceso.

El cuarto sol fue destruido durante un cataclismo apocalíptico en el que las aguas subterráneas emer­gieron para anegar el mundo, al mismo tiempo que el cielo se derrumbaba sobre él. Todo quedó bajo las aguas y desapareció. Tras el cataclismo, reinó el caos hasta que los cuatro hijos del gran creador Ometeotl, los principales dioses del panteón mesoamericano, se trans­formaron en árboles para elevar el firmamento y despe­jar así un espacio en el que la creación pudiera co­menzar de nuevo.
Un mito cuenta cómo uno de los hijos de Ometeotl, Quetzalcóatl, la «serpiente con plumas», fue el responsable de conducir a los humanos al mundo recién creado. Para lograrlo, tuvo que viajar al infra­mundo en busca de todo cuanto habían dejado atrás los primeros humanos, sus predecesores del cuarto sol: algunos huesos que estaban en posesión del ladino y posesivo Mictlan­tecuhtli, el principal dios de la muerte mexicano con rostro de cráneo. Tras llevar a cabo su misión, Quetzalcóatl trasladó los trofeos a un lugar mítico llamado Tamoanchan, que signifi­ca «tierra del neblinoso cielo». Allí, los dioses compañeros de Quetzalcóatl decidieron coo-perar moliendo los huesos como si fuera maíz y humedeciendo la harina resultante con su pro­pia sangre. Más tarde, dieron forma a los seres humanos a par­tir de la pegajosa masa. En Tamoanchan, criaron a los niños humanos hasta que fueron lo bastante mayores como para ser enviados a la superficie de la Tierra.
Sin embargo, los aztecas creían que la era en la que vi­vían estaba predesti-nada a finalizar con un enorme terremoto. Tal hecho era inevitable, aunque se podía posponer si ofrecían a los dioses sacrificios humanos para complacerlos.

0.010. anonimo (centroamerica)

El impostor arrogante

Antes de que comenzara la presente era, un monstruoso pájaro conocido como Siete Guacamayo se erigió como soberano del sombrío mundo de la penumbra que quedó después de la riada universal. Este déspota presuntuoso debía ser destruido antes de que la raza humana pudiera cobrar vida.

La característica principal de Siete Guacamayo era su jactancia, por más que se tratara de una criatura es­pléndida, con un plumaje compuesto de metales pre­ciosos y unos dientes de brillantes zafiros de color azul. Sin embargo, tal fue su arrogancia al identificarse con el Sol y la Luna que acabó conllevando su caída, ya que tales afirmaciones desafiaban abiertamente la autoridad de los dioses fundadores.
En consecuencia, se envió a los Héroes Gemelos, Hunah­pu y Xbalanque, para derrotar a Siete Guacamayo, a quien tendieron una emboscada, aunque no salió del todo bien, pues Siete Guacamayo, que se había dislocado la mandíbula, lo que le provocaba un insoportable dolor de muelas, logró dislocar un brazo a Hunahpu y llevárselo con él.
Siete Guacamayo colocó entonces el brazo sobre la chi­menea y retó a los gemelos divinos a que fueran a recuperarlo. Éstos acudieron a la ayuda de dos venerables ancianos de cabe­llo cano y los cuatro idearon un plan en el que los ancianos se presentarían ante Siete Guacamayo disfrazados de dos chama­nes viajeros, especializados en odontología.
Tras caer en la trampa, Siete Guacamayo imploró a los ilustres visitantes que aliviaran su dolor de muelas.
-Muy bien -respondieron- Nuestro diagnóstico es que un gusano se está comiendo tu mandíbula.
Los ancianos te dijeron que, para expulsar al gusano, tendrían que extraerle las muelas y sustituirlas por otras falsas de «huesos pulverizados» de la mejor calidad. Los chamanes comenzaron a trabajar, y extrajeron las muelas al monstruo, realizadas con exqui-sitas piedras preciosas de color azul. Sin embargo, no las sustitu-yeron por huesos pulverizados, sino por granos de maíz blanco, y, más tarde, le extrajeron el metal precioso que rodeaba sus ojos.
La supuesta «cura» aplicada por los ancianos lo único que hizo fue privar a Siete Guacamayo de toda señal de presti­gio y, dado que su estatus se basaba completamente en la apa­riencia externa, quedó reducido a la nada una vez despojado de su oro y sus joyas. La victoria de los Héroes Gemelos fue com­pleta cuando los ancianos (que eran, en realidad, expertos doc­tores, si así lo deseaban) volvieron a colocar el brazo de Hunah­pu en su sitio y se lo dejaron como nuevo.

0.010. anonimo (centroamerica)